Afortunadamente, por ser latinos somos cálidos y nos gusta demostrar lo que sentimos tocando y apapachando a quienes queremos. Por eso me gustó este texto, pues nos recuerda la importancia de las caricias y motiva a las personas más reservadas a perderle el miedo y disfrutar el placer del contacto humano:
Si soy tu bebé, por favor, tócame. Necesito tus caricias de una manera que tal vez no imaginas. Tu cariño me transmite tranquilidad y amor.
Si soy tu niño o niña, por favor, tócame. Aunque yo me resista, insiste, porque necesito sentirme a salvo para seguir explorando el mundo.
Si soy tu adolescente, por favor, tócame. No pienses que por haber crecido no necesito tus abrazos cariñosos o tu voz tierna. Cuando la vida se vuelve difícil, el niño que aún hay en mí te vuelve a necesitar.
Si soy tu amigo, por favor, tócame. Un gesto de cariño cuando estoy deprimido me recuerda que soy querido y me reafirma que no estoy solo. Tu consuelo tal vez sea lo único positivo en mi día.
Si soy tu pareja, por favor, tócame. Tal vez piense que tu pasión basta, pero son tus brazos los que detienen mis temores. Necesito de tu toque tierno para recordar que soy amado sólo por ser yo.
Si soy tu hijo adulto, por favor tócame. Aunque tenga mi propia familia, todavía necesito tus brazos cuando me lastimo y pierdo la fe en mí mismo.
Si soy tu padre, ya mayor, por favor tócame. Hazlo del mismo modo en que me tocaban cuando yo era pequeño. Mi cuerpo cansado necesita tu calor. Mi piel, ahora marcada, se nutre con tus caricias.
TOMO 167
2 Julio 2010
Portada: Danna Paola
Entrevista: No hubo
Editorial: Por favor, tócame