La visita de tu vida

Un escritor de viaje por Europa compró en el Reino Unido un libro sobre los diversos castillos del país. Uno especial llamó su atención: La visita de tu vida. Intrigado, llamó desde su hotel para agendar un recorrido por ese lugar.

A su arribo se presentó ante un hombre con falda a cuadros, quien lo esperaba, le dio la bienvenida y le explicó la historia del edificio. Después, le dio una cuchara y le mencionó que en cualquier lugar no se cobraba por la visita, sino que para evaluar el precio del paseo, a cada visitante se le daba una cuchara con 100 gramos de arena fina. Al final, se pesaba la arena restante de la cuchara y se pedía una libra por cada gramo perdido.

Entre divertido y sorprendido, el escritor comenzó el tour por el castillo. Confiado en su pulso, subió las escaleras lentamente y, con la vista fija en la cuchara, optó por no visitar varias salas, pues eso implicaría perder arena. Cuando terminó el recorrido, regresó con el hombre de la falda escocesa, quien lo aguardaba con una balanza que utilizó para pesar el contenido restante de la cuchara.

Asombroso le dijo: Ha perdido menos de medio gramo. Lo felicito este recorrido le ha sido gratis. Ahora, déjeme preguntarle si ha disfrutado de su visita. El escritor se sinceró y le respondió que no mucho, pues estaba tan ocupado tratando de cuidar la arena, que no tuvo oportunidad de apreciar el castillo.

El guía le propuso llenarle de nueva cuenta la cuchara. Olvídese de cuánto derrama. Faltan 12 minutos para que se presente el próximo visitante. Sólo le pido que regrese antes de que llegue.

Esta vez, el escritor visitó las áreas que le habían faltado y lo hizo literalmente corriendo. Cuando volvió con el hombre de la falda, la cuchara estaba vacía. Otra vez, le preguntó que si había disfrutado la visita y de nueva cuenta el respondió que no, pues se había preocupado más por llegar antes que el siguiente visitante.

El hombre de la falda dijo: Hay quienes recorren el castillo de su vida tratando que no les cueste nada, y no lo pueden gozar. Otros están tan apresurados en llegar pronto que lo pierden todo sin disfrutarlo. Sólo muy pocos aprenden la lección y se toman su tiempo para descubrir y disfrutar cada rincón, cada paso; saben que no será gratis, pero entienden que los costos de vivir valen la pena.

Jorge Bucay.

Dale tiempo al tiempo, OK!

 

TOMO No. 74
22 Septiembre de 2008
Portada: Alex Maldonado
Entrevista: No hubo
Carta Editorial: La visita de tu vida (Raúl Araiza, Luz Elena Gonzalez, Gilberto de Anda)