La dependencia tecnológica

Día a día hay inventos tecnológicos que cada vez son más sofisticados, con ellos se van modificando nuestra manera de vivir y vamos haciéndonos dependientes de ellos, a tal grado que si alguna monería de estas se descompone, no sabemos qué hacer.

¿Qué pasa si se va la luz, se descompone la computadora o perdemos el celular? Seguramente entramos en pánico porque, es cierto, son parte de nuestra vida cotidiana y damos por hecho que con sólo apretar un botón siempre tendremos acceso a la información que contienen.

Estoy de acuerdo con algunos sociólogos que dicen que la tecnología es un dios y un demonio: nos facilita la vida y soluciona problemas, pero a la vez nos hace más frágiles y dependientes, además de que crea situaciones nuevas no tan sencillas de arreglar, como la contaminación o el consumo excesivo de energía.

Por otro lado, planteamos vivir sin tecnología es absurdo, pues es parte de nuestra realidad y prácticamente todo funciona gracias a ella. No podemos dejar de reconocer que ha salvado muchas vidas y por su conducto se han logrado importantísimos descubrimientos científicos.

La cuestión es que por comodidad, la mayoría de las personas que tienen acceso a las máquinas se han acostumbrado a no ejercitar su memoria, mente y creatividad.

La idea no es satanizar a la tecnología, al contrario, hay que agradecer que existe, pues nos hace la vida más sencilla.

Simplemente aprendamos a usar un poco más nuestra memoria y de vez en cuando “desconectarnos”, OK!

 

TOMO No. 57
26 de Mayo 2008
Portada: Juan Collado y Yadhira Carrillo
Entrevista: No Hubo
Carta Editorial: La Dependencia Tecnológica (Sebastián Rulli, Gabriela Godlsmith, Marco Méndez)