En medio de la crisis por el virus de la influenza humana que sacude a México, recibí este correo electrónico escrito por Santiago Pando que me dio mucha luz sobre el tema. Se los comparto:
Todo tiene un propósito divino. Hasta la epidemia de influenza que anda en boca de todos en México. Estamos viviendo un momento de parto: la madre tierra está por dar a luz una nueva conciencia y México es el lugar de nacimiento.
La palabra parto viene de compartir; todos estamos inmersos en este proceso que por naturaleza es desgarrador. El cuerpo de la madre pierde defensas durante el embarazo, es parte de la depuración.
Un parto es un cambio de paradigma. La fuente colapsa para crear una nueva visión, un nuevo estado de lo que transforma las estructuras sociales y mentales.
La Independencia de México nació de un colapso, al igual que la Revolución. Y antes de que sucedieran, las cosas se habían puesto feas y había pocas razones que predijeran lo que estaba por acontecer. Exactamente igual que hoy, sólo que ahora nos corresponde vivir la revolución mexicana, pacífica y amorosa, el brinco cuántico de la conciencia.
Es cuestión de amor, no de miedo. Puedes juzgar que es una maldición oscura o creer que es una bendición del cielo. Creer es crear.
Tal vez es lo que necesitábamos para recordar que estamos interconectados los unos con los otros, y acordarnos de lo que realmente significa amar al prójimo y a uno mismo.
Quizá sea una llamada de atención para que estemos más atentos a lo importante, a lo que nos une, y dejemos de lado lo superficial, lo que nos separa.
Lo cierto es que hoy todos los ojos del planeta están en México. ¿Será el preámbulo de un despertar masivo de conciencia, el brote de una epidemia de amor? ¿Es el anuncio de la revolución mexicana?
El amor es lo que en verdad nos une. Y es aún más contagioso que el miedo.
TOMO No. 109
22 Mayo de 2009
Portada: Angie y Brad
Entrevista: No Hubo
Carta Editorial: Epidemia de Amor