Algunas personas piensan que envejecer es algo terrible y que no tiene ningún atractivo. No obstante, se trata de un proceso totalmente natural y normal. Como sociedad hemos creado una especie de “culto a la juventud”, y está muy bien valorar ese momento de la vida, pero, ¿por qué no podemos sentir lo mismo por todas las etapas?
Estamos bombardeados con publicidad de productos y técnicas que buscan retrasar, disimular e incluso erradicar los signos del tiempo en nuestros cuerpos, como si fuera vergonzoso vivir muchos años en este maravilloso planeta. Por supuesto, no hay nada de malo en tratar de vernos lo mejor posible pan sentirnos bien con nosotros mismos, pero no aceptar el paso del tiempo me parece una lucha inútil.
Las canas y las arrugas son los trazos del mapa por el que cada persona ha transitado en la vida, y sólo por eso tienen todo el mérito del mundo para mostrarse como un trofeo bien ganado.
Además, la vejez no es sinónimo de enfermedad, como algunos relacionan. Si cuidamos nuestra salud, mantenemos una buena actitud y vigilamos nuestros hábitos, es muy posible que envejezcamos con gracia, con la mente repleta de buenos recuerdos, rodeados de amor y, además, con la energía y disposición necesarias para seguir divirtiéndonos, aprendiendo y viviendo muchas aventuras.
Los “adultos mayores”, como se les ha llamado, tienen mucho que aportar a la sociedad. Escucharlos con atención nos puede ahorrar muchos errores, pues sus palabras no están basadas en teorías o especulaciones, sino en la sabiduría que sólo se obtiene con la experiencia.
TOMO No. 106
04 de Mayo de 2009
Portada: Salma y Francois
Entrevista: Pepe Domingo
Carta Editorial: Envejecer con Gracia