Hace algunos días, una amiga a quien quiero mucho me enseñó este texto que me encantó, pues deja en claro la fragilidad de nuestro corazón y lo cuidadosos que debemos ser con él. Con gusto se los comparto:
“Mi carácter impulsivo, me hacía reventar en cólera a la menor provocación. La mayor parte de las veces, después de uno de estos incidentes, me sentía avergonzada y me esforzaba por consolar a quien había dañado.
“Un día mi consejero, quien me vio dando excusas después de una explosión de ira, me entregó un papel liso. Y entonces me dijo: ‘estrújalo’. Asombrada, obedecí e hice una bola con el papel.
“Luego me dijo: ‘ahora déjalo como estaba antes’. Por supuesto que no pude dejarlo como estaba. Por más que traté, el papel quedó lleno de arrugas.
“Entonces mi consejero habló: ‘el corazón de las personas es como ese papel, la impresión que dejas en ese corazón que lastimaste será tan difícil de borrar como esas arrugas. Aunque intentemos enmendar el error, ya estará marcado’.
“Por impulso no nos controlamos, y sin pensar arrojamos palabras llenas de odio y rencor, y luego, cuando pensamos en ello, nos arrepentimos. Pero no podemos dar marcha atrás, no podemos borrar lo que quedó grabado. Y lo más triste es que dejamos ‘arrugas’ en muchos corazones.
“Desde hoy, sé más compresivo y más paciente, pero en especial aprende a dejar el orgullo a un lado y haz como haría un valiente: pide perdón y reconoce tu error.
“Cuando sientas ganas de estallar recuerda el papel arrugado”.
TOMO No. 104
20 de Abril de 2009
Portada: Zuria y Marimar Vega
Entrevista: No Hubo
Carta Editorial: El Papel Arrugado