Con un toque de audacia

Si nos preguntamos si somos personas audaces, nuestra respuesta podría ser: “depende para qué”. A lo mejor lo somos para enfrentar los problemas, pero en la vida personal preferimos ser conservadores. O quizás lo somos en el trato a los demás o en nuestra forma de hablar o de vestir.

El diccionario define al audaz como un individuo osado o atrevido, que tiene el valor para arriesgarse. Es una persona que hace cosas que podrían ser calificadas como poco prudentes o convencionales y que, sin embargo, le permiten conseguir objetivos que parecían imposibles.

La audacia puede tener su lado peligroso, pues si rebasa límites o se sale de control, entonces nos puede hacer caer en la desfachatez, el descaro y la imprudencia.

Estoy convencida de que no está mal ser audaces, siempre y cuando, antes de actuar, permitamos que la razón nos guíe y nos haga analizar los riesgos que corremos y las consecuencias que tendrán nuestras acciones. Si nos atrevemos, sabemos que aunque no obtengamos lo que buscamos, por lo menos lo intentamos.

Imagínate, si nos lo permitimos, con un toque de audacia podemos llegar a realizar nuestros sueños, al terminar ese proyecto que tenemos pendiente, a arreglar un malentendido, a acercarnos a esa persona, que nos hace suspirar y a demostrarnos que somos valientes, capaces de cambiar o rectificar y que no nos conformamos tan fácilmente.

Como dijo Napoleón, “con audacia se puede intentar todo, mas no conseguir todo”, OK!

 

TOMO No. 66
28 Julio, 2008
Portada: Mat McConauguey
Entrevista: No hubo entrevista
Carta Editorial: Con un toque de audacia (Diana Bracho, René Casados, Cecilia Gabriela)