El privilegio de amar

A propósito de la celebración del 14 de febrero –día de San Valentín-, que en casi todo el mundo está consagrada a los enamorados y los amigos, hablemos una vez más del amor…

Qué difícil es definir al amor, intentar explicar sus poderosos efectos en nuestra vida y la lógica de sus razones (o sinrazones).  Por siglos se ha vertido una gran cantidad de tinta con ese propósito y, sin embargo, toda definición queda corta ante la fuerza de ese sentimiento que es arquitecto del universo.

¿Por dónde empezar a hablar del amor?  En mi opinión, por uno mismo, porque para poder dar amor a los demás hay que tenerlo primero por nosotros.  Amarnos de pies a cabeza, lo que somos a pesar de nuestros defectos, lo que deseamos ser a pesar de nuestras limitaciones.

A partir del amor propio nacen las relaciones sanas, pues quien no se ama tiende a buscar relaciones conflictivas  o codependientes.  Para amar a alguien, e incluso a uno mismo, debemos estar agradecidos con el Creador para así poder valorar y amar la vida.

Desde pequeños nacemos con la capacidad de amar, se nos da como algo natural, espontáneo, pero conforme crecemos la vamos limitando  y condicionando, cuando lo cierto es que la única barrera que nos aleja del poder de amar es la voluntad, para sentir y abrir el corazón a un ideal, a nuestra familia, a la pareja, al país y a todo lo que nos rodea.  Basta pensar que somos privilegiados pues no tenemos límites para el amor, ya que podemos abrazar tantas causas nobles, tantas metas y a tantas personas como queramos.

Mientras más amamos, más espacio tiene nuestro corazón para dar y recibir amor, ¿Has pensado cuántas veces te vas sin despedirte de las personas que te aman y a quienes amas? ¿Cuántas otras, en lugar de un “lo siento”, llevas al extremo las cosas y dejas que fluyan sentimientos de ira en ti o en los demás? Es mejor generar energía positiva y demostrar amor aun en los detalles cotidianos.

Quizá en unos años no importe qué coche adquiriste ni de qué tamaño era tu casa, tampoco es qué trabajaste o cuánto ganaste, pero sí cuánto amor brindaste, porque ésa es la mejor herencia que podemos dejar en vida…

Recuerda que “La medida del amor es amar sin medida”, OK!   

 

TOMO 10
6 febrero 2007
Portada: Jaime Camil.
Entrevista: Karla Alvarez
Editorial: El privilegio de amar (Angélica Rivera, Guillermo García Cantú, Elizabeth Álvarez)