Comenzarás a aceptar tus derrotas con la cabeza erguida y la mirada al frente, con la gracia de un niño y no con la tristeza de un adulto. Entonces empezarás a construir hoy todos tus caminos, porque el terreno de mañana es incierto para los proyectos y el futuro tiene la costumbre de caer en el vacío.
Entenderás que las personas buenas podrían herirte alguna vez y que necesitarás perdonarlas; sabrás que hablar puede aliviar los dolores del alma; descubrirás que lleva años construir la confianza, y apenas unos segundos para destruirla, y que también podrás hacer cosas de las que te arrepentirás el resto de tu vida.
Te darás cuenta de que no importa lo que tienes, sino a quién tienes en la vida, y que los buenos amigos son la familia que te permitiste elegir. Comprenderás que no tienes que cambiar de amistades si estás dispuesta a aceptar que éstas cambian.
Verás que muchas veces tomas a la ligera a las personas que más te importan y que por eso siempre es necesario decirles que las amas, porque nunca estarás segura de cuándo será la última vez que las veas.
Percibirás con claridad que las circunstancias y el ambiente que te rodean tienen influencia sobre ti, pero que eres la única responsable de lo que haces.
Descubrirás que lleva mucho tiempo llegar a ser la persona que quieres ser, y que, como decía William Shakespeare, el tiempo es corto para hacerlo, OK!
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